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HISTORIA DE LA CERVEZA

EN LA R. DOMINICANA

Tras el Tratado de Basilea de 1795, por medio del cual España cedió a Francia su posesión de Santo Domingo, se registró una apertura al comercio internacional, sin embargo, entre 1809 y 1821, y durante la dominación haitiana, entre 1822 y 1844, aparecen pocas informaciones relativas a la cerveza. De todas maneras, el establecimiento permanente de comerciantes extranjeros introdujo el consumo de la bebida en el medio dominicano. El consumo popularizado de la bebida tras 1835 estaba restringido a estratos urbanos muy limitados, y se consideraba la cerveza como un artículo de lujo.

Hacia 1865, en su mayoría, lo que se vendía era cerveza inglesa (de las más consumidas en la época) y alemana. Cerca de 1872, y sólo en algunas ocasiones, comenzaron a aparecer menciones de marcas: Bobée, Tennents y Allsopp.

A finales del siglo XIX, la fundación de ingenios azucareros insertó definitivamente a la economía dominicana en los circuitos económicos internacionales, lo que aumentó la capacidad de importación de bienes de consumo, lo que mejoraba la dinámica económica nacional. Es clara la correlación entre las coyunturas económicas de auge e incremento del consumo de la cerveza. Desde entonces el consumo de cerveza no dejó de crecer, aunque en los períodos de auge se aceleraba y en los de retraimiento de la economía tendía a decaer. En las informaciones de carga de los buques mercantes llegados a los puertos dominicanos, por tanto, comenzó a figurar la cerveza de manera cada vez más reiterada, sobre todo en los provenientes de Alemania.

La Primera Cervecería Dominicana
Con el fin de promover inversiones locales, los gobiernos de las últimas décadas del siglo XIX decidieron poner en marcha una política de otorgamiento de concesiones, otorgando privilegios fiscales a los inversionistas, a veces mediante exención de impuestos aduanales y otras mediante subsidios directos provenientes de ingresos fiscales.

En razón del nivel de consumo de cerveza, resultaba lógico que atrajera interés el establecimiento de una fábrica para su producción. La primera resolución del Estado Dominicano de concesión para una fábrica de cerveza, fue otorgada en 1882 al ingeniero francés G. Petitpierre Pellion. No hay menciones ulteriores de este proyecto, porque el concesionario no consiguió un inversionista interesado. Habría que esperar unos cuantos años para que se renovase una solicitud de concesión para la fabricación de cerveza. Fue cuando en septiembre de 1890, el norteamericano Simon J. Flatow logró del Gobierno Dominicano una concesión para la fabricación de cerveza. Se hizo a favor de una compañía recién constituida en Estados Unidos, The New Jersey & San Domingo Brewing Co. L a empresa pasó a denominarse como «Gran Fábrica de Cerveza Nacional» y fue ampliamente favorecida, con terrenos donados y exoneraciones importantes. Además de su majestuosa edificación –sin precedentes en el país-, ubicada en Ciudad Nueva, la fábrica tenía por rasgo distintivo su cisterna, con capacidad para 30,000 barriles de 50 galones, o sea, 1,500,000 galones.

Se vendió cerveza al público en la primera semana de julio de 1893, gozando de una notoria simpatía entre los consumidores. Sin embargo, la empresa experimentó escasez de recursos, y no logró suscribir nuevos aportes de capital que permitieran mantener un ritmo conveniente del proceso productivo. Tras un préstamo, en julio de 1893 relanzaron la producción, con la marca de Cerveza Nacional, pero no parece que la calidad llenara del todo las expectativas del público. La empresa laboró entre mediados de 1893 hasta fines de 1897.

Para 1905 se tiene la primera cifra de importación de cerveza a escala nacional, en docenas de botellas: 25,563. Entre 1909 y 1929 la importación de cerveza pasó de 372,000 litros a casi 1,700,000, registrándose una tasa de crecimiento anual promedio de 7.9%. La prosperidad creada a raíz del estallido de la Primera Guerra Mundial, ocasionada por el incremento en el precio del azúcar y otros géneros de exportación, elevó notablemente el consumo de la cerveza. Esto estaba llamado a preparar las condiciones para que, por segunda vez, se plantease la producción local de cerveza a gran escala, llamada a perdurar.

La primacía alemana en las importaciones, indica que la mayoría de los bebedores de cerveza seguían prefiriendo los tipos de sabor fuerte, como eran los más comunes en ese país. Esta orientación de las preferencias sentó las bases para la cerveza que se plantearía producir la Cervecería Nacional Dominicana desde 1929.

Dentro de las marcas de cerveza que se consumían en la época, sobresalieron: Favorita, Caballo, Machete, Boya, Spatten, Guinnes, Schlitz, Budweiser y Pabst.

En los días previos a las elecciones del 16 de mayo de 1930 se anunció el lanzamiento inminente de la cerveza Colón, la primera marca de la Cervecería Nacional Dominicana. En rápido reconocimiento de las limitaciones con que fue acogida la marca Colón, al cabo de unos meses la CND lanzó una nueva marca, la Reina. Esta fue mejor recibida que la primera.

¡Al fin la Presidente!
Desde el momento en que se lanzó la Presidente, tipo Pilsener, en 1935, la CND retiró del mercado la marca Colón. En cambio, la Reina pervivió hasta fines de 1940, principios de 1941. El público impuso su preferencia por un tipo de cerveza, lo que se expresó en la identificación con las características de la Presidente. De ahí el éxito inmediato de la nueva marca y su acogida entre personas de variadas condiciones sociales y culturales.

El complejo industrial de Trujillo
Después de la Segunda Guerra Mundial, el dictador centró su programa industrialista en el sector azucarero, fundando varias empresas industriales de gran tamaño, las cuales provocaron un cambio en la estructura económica. Resultaba inevitable que, de una u otra manera, como parte de su voraz ímpetu por controlar todas las actividades económicas, Trujillo intentara tomar parte en el creciente negocio de la cerveza. Las relaciones de Trujillo hacia la CND estaban teñidas de consideraciones políticas que lo obligaban a actuar de manera distinta a como lo hacía respecto a la generalidad de propietarios dominicanos. No obstante, a partir de cierto momento, Trujillo se interesó por tener participación en el paquete accionario de la CND, lo cual fue rechazado por Wanzer. De esta negativa de la CND pudo derivarse la autorización de Trujillo para que se creara una compañía rival, con independencia de cuál fue su papel en la misma. Trujillo fue importante accionista de la Sociedad Cervecera Antillana desde el primer día, lo que significaba que había escogido esta vía para involucrarse en el mundo de la cerveza, aun cuando no tenía mayoría en el paquete accionario.

Las marcas La Dominicana y Cibao
La Sociedad Cervecera Antillana, la nueva empresa conocida como la empresa de Ramfis Trujillo, salió con dos marcas, La Dominicana y Cibao, ambas con el mismo contenido, cambiando únicamente la etiqueta. El producto tenía un sabor menos amargo que la Presidente, lo que agradó a una porción del público. Sin embargo la Presidente en todo momento mantuvo la preferencia de una porción amplia del público, acostumbrado a su sabor, y que encontraba en las nuevas marcas un sabor demasiado suave. Es posible que en sus momentos pico la SCA copara un 50% del mercado, o hasta más, lo que para una empresa recién constituida representaba un éxito impresionante.

Guerra a la CND. Traspaso de la SCA a la CND
Entre los mecanismos que en la SCA se concibieron para forzar el consumo en contra de la Presidente, se encontraba la búsqueda, a como diera lugar, de la exclusividad de las ventas del mayor número posible de negocios. Los lugares de expendio comenzaron a ser visitados por espías del régimen, para intimidar a quienes consumieran Presidente. Pero los clientes se resistieron, convencidos de que nada era comparable con la Presidente, además de que, entre muchos, pasó a cobrar un contenido de resistencia al poder dictatorial. Los expendedores acudieron a un doble juego con la complicidad de sus clientes; por delante ofrecían La Dominicana para prevenir cualquier represalia del régimen, pero en forma oculta seguían expendiendo Presidente.

De golpe, por orden del Jefe, cesó la campaña intimidatoria. La empresa se dispuso a hacer mezclas para crear un nuevo producto que pudiera recuperar la atracción del público; de ahí surgió la marca Pilsener, lanzada a mediados de 1952, con un despliegue propagandístico intenso pero inefectivo. Ya era muy tarde: a ojos del público, irremisiblemente, los productos de la SCA no se equiparaban a la Presidente. Poco más adelante, Trujillo dispuso la venta de la empresa, mediante su fusión con la CND, dentro de la cual quedaría como accionista minoritario. Adquirida por la CND, la SCA quedó regida de inmediato por las normas gerenciales existentes en la primera. Fueron desechadas La Dominicana y Cibao, y se promocionó exclusivamente la marca que se identificó con las nuevas condiciones, la Pilsener, que pasó a ser más conocida por su sobrenombre de Banda Blanca.

La Cerveza post-Trujillo
La muerte de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, marcó el inicio de una nueva época. El nivel y la calidad de vida de la población, en general, mejoraron notablemente tras la caída de la dictadura. Después de tres años de estancamiento económico se entró en una fase de crecimiento bastante más rápido que el experimentado en los años de post guerra. El mercado de la cerveza, a su vez, entró en una fase expansiva desde 1962.

Tras la guerra civil de abril de 1965, República Dominicana confrontó una las situaciones más conflictivas de su historia, y se produjo una segunda intervención norteamericana en el país. A consecuencia de estos eventos, las actividades comerciales e industriales en la ciudad de Santo Domingo se paralizaron, y solo volvieron a cierta normalidad en los meses finales del año. Como prácticamente todas las empresas, la CND debió suspender temporalmente sus actividades. Incluso se llegó a considerar el cierre de la empresa. Sin embargo, los funcionarios dominicanos, liderados por Del Toro como administrador interino, y por Menicucci, tomaron las medidas para una normalización de las operaciones. Fue solo en 1968 cuando las ventas totales de la CND volvieron a acercarse a los niveles de 1963-64.

La Cervecería Domínico-Canadiense
La CERVESA suscribió un acuerdo con la Labatt Breweries International, filial de la compañía canadiense del mismo nombre, para la creación de la Cervecería Domínico-Canadiense, la cual comenzó a operar en las instalaciones de La Vega. Inicialmente la relación con Labatt se restringió a la distribución local de marcas de esta empresa canadiense, una de las más grandes del mundo, pero, desde 1996 el establecimiento de la Cervecería Domínico-Canadiense conllevó el lanzamiento de una nueva marca, la Soberana, existente hasta la actualidad. Se trata de una Pilsener cuyo sabor tiende a parecerse a la Presidente. Tuvo un primer momento de auge en el público, llegando a representar hasta el 15% del consumo total de cerveza. Pero, con el paso del tiempo, se minimizó su participación en el mercado.

A pesar de todo, la Cervecería Vegana ha logrado mantener una posición en el mercado cervecero dominicano, aunque en su gran parte la empresa se sostiene gracias a su producción de malta. La Quisqueya se ha mantenido, también, gracias a la conexión con el turismo en el país: la marca se suple a los hoteles en barriles. Igualmente, se han emprendido proyectos de exportación, principalmente a Estados Unidos.

Diversificación de E. León Jimenes. Cervecería Bohemia.
A fines los setenta, la firma E. León Jimenes ocupaba una importante posición en el mundo empresarial dominicano, por su producción de cigarros y cigarrillos. La empresa decidió diversificar sus actividades, y escogió la cerveza. Así empezó a concebirse lo que vendría a ser la creación de la empresa nacional de mayor inversión desde 1965. Esto coincidió con la incursión de la Philip Morris en el campo de la cerveza, con la adquisición de la Miller, una de las empresas cerveceras más grandes del mundo. Se dio la ocasión de que el principal ejecutivo de la Miller, tras su adquisición por Philip Morris, pasó a ser John Murphy, quien había dirigido las negociaciones para la participación de esta empresa en E. León Jimenes. Se consideró la posibilidad de adquirir la CND, opción no acogida por los principales propietarios de esta. También se desechó la posibilidad de que se produjese la Miller en el país, lo que permitió que con E. León Jimenes se fundara una nueva empresa.

El 23 de junio de 1979 fue constituida en Santo Domingo, la Cervecería Bohemia S. A. (CB) por iniciativa de la E. León Jimenes. A mediados de 1981 llegó la planta desmantelada de Alaska que se había acordado trasladar a Santo Domingo, con apoyo de la Miller, con una capacidad instalada de 100,000 barriles anuales, cada uno de 117.33 litros.